Por Néstor Ramírez Vega
La poesía es uno de los medios más eficaces para explicar lo que es difícil de abordar, sobre todo aquello que pareciéramos entender porque lo presenciamos diariamente, y aún así no lo entendemos. La poesía de Rosario Castellanos es ejemplo de ello, pues a partir de un lenguaje sencillo es que explica asuntos que están más allá de nuestros ojos.
En «Nota Roja»,Castellanos logra darnos un dibujo de una persona mientras mira «la de ocho columnas», pero no sólo eso, sino nos muestra varias fotografías: la del periódico, la gente mirando la nota, la curiosidad que tienen los espectadores sobre lo sucedido (por no decir morbo).
Finalmente, la poeta nos deja una cruda reflexión; en todos los espectadores hay un Abel el cual está expuesto a sufrir el accidente o atentado que vivió el individuo de la primera plana.
Aquí el poema «Nota Roja» de Rosario Castellanos
En página primera
viene, como a embestir, este retrato
y luego, a ocho columnas, la noticia:
asesinado misteriosamente.
Es tan fácil morir, basta tan poco.
Un golpe a medianoche, por la espalda,
y aquí está ya el cadáver
puesto entre las mandíbulas de un público antropófago.
Mastica lentamente el nombre, las señales,
los secretos guardados con años de silencio,
la lepra oculta, el vicio nunca harto.
Del asesino nadie sabe nada:
cara con antifaz, mano con guantes.
Pero este cuerpo abierto en canal, esta entraña
derramada en el suelo
hacen subir la fiebre
de cada Abel que mira su alrededor, temblando.
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