Cortázar en el cine de Antonioni

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Por Néstor Ramírez Vega

La obra de Julio Cortázar no se quedó en las hojas de sus libros, sino pasó a otras disciplinas, incluyendo el cine, arte transdisciplinario. Blow Up (1966) es una película de Michelangelo Antonioni basada en el relato «Las babas del diablo«, obra que aparece en Las armas secretas (1959).

El film aborda la historia de Thomas, prestigiado fotógrafo de moda que es testigo de un presunto asesinato. Thomas no solo es testigo, sino posee evidencias comprometedoras porque, al interesarse en una pareja que yacía en un parque, tomó fotografías que después amplió en su estudio.

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Blow Up (Deseo de una noche de verano, como fue conocida en español) sólo está inspirada en «Las babas del diablo», no es una adaptación como tal. En la obra de Cortázar el relato rompe su espacio cotidiano, las dimensiones se rompen y se pierde la noción de cuál es la realidad, si el presente del fotógrafo o la fotografía (fenómeno que también sucede en «La continuidad de los parques»).

En el film es posible escuchar la frase «Sometimes reality is the strangest fantasy of all» (A veces la realidad es la fantasía más extraña de todas). Un preludio, la frase de coletilla establece esa máxima que ha sido dicha con frecuencia en nuestras pláticas cotidianas: la realidad supera a la ficción. Esta idea, pienso a título personal, se fortalece con los efectos de las drogas, que tuvieron un auge con el movimiento psicodélico de la década en que fue filmado el film.

La música la conforman diferentes colectivos; sin embargo destacan las melodías de jazz de Herbie Hancock. En los créditos iniciales las piezas Blown Up Watermelon man se vuelven apasionantes; además de transportar a Londres en los años 60, el denominado swinging London.

Uno de los temas de Blow up es el swinging London, momento de revolución cultural en la que los jóvenes rompen con el orden establecido. Hay un espíritu de fiesta y alegría, de renovación; un cambio en la sociedad londinense. Las calles se inundan de moda, colores vistosos, llamativos peinados, drogas y música que también hablará de paz. Es la época de The Beatles, The Rolling Stones, Jimi Hendrix y Pink Floyd.

En este tenor el espectador ve el acoso que sufre Thomas por dos mujeres jóvenes porque desean ser fotografiadas; sin embargo él no quiere hacerlo, por lo que recurre a tratar de intimidarlas con insinuaciones sexuales. Al lograr su objetivo, Thomas regresa a estudiar sus fotografías del posible asesinato, eje central del film.

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El concepto «blow up» se refiere a dos cosas, el estallido de una burbuja y la ampliación de una fotografía. Antonioni pareciera haber pensado seriamente en esa palabra pues esos dos significados son vitales para la obra. Como Thomas amplía su fotografía del asesinato, Antonioni amplía cada vez más su película, pero también lo aleja. En ocasiones hace un close up a Thomas, pero en otras hace un long shot a un grupo de jóvenes que juegan tenis imaginariamente.

La fotografía es más que un sujeto o un verbo, se vuelve también un objeto de análisis al establecer una ruptura del tiempo, de la narración y de la realidad. En este punto es en el que las historias de Antonioni y de Cortázar se unen porque ambos destruyen la rectitud y hacen a sus discursos un cuerpo policromático. Las fotografías de los personajes principales de ambos relatos, aunque son en blanco y negro, poseen color, el color es vida, movimiento, una realidad.

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La realidad es otro debate que ponen los autores sobre la mesa. No difieren, ambos proponen la misma teoría. ¿Qué tan real es la realidad y qué tan real es lo irreal? Porque nuestros sentidos nos engañan, pero sobre todo nosotros nos engañamos a nosotros mismos. La participación en el discurso visual del film y del cuento implica pasar a otra realidad, una que está en pausa y continua con la interactividad del fotógrafo.

Como establece Angélica Tornero en su ensayo titulado «El tiempo percibido y el tiempo narrado en ‘Las babas del diablo’ de Julio Cortázar y en Blow-Up de Michelangelo Antonioni», ambos autores aparte de hacer una obra de arte, un cuento y un film, buscan romper con el arte ,continuar con el espíritu vanguardista de la primera mitad del siglo XX.

Así como la revolución juvenil en los años 60, Antonioni y Cortázar continúan su lucha en contra de lo lineal, lo cuadrado, abren un espacio a la reflexión y la participación del lector. En otras palabras, así como los fotógrafos entran al juego del presunto asesinato y el tenis, el espectador entra al del escritor argentino y al del cineasta italiano.


Quiero saludar a todos los que leen mis reseñas y críticas sobre libros y películas. Para mí son muy importantes sus opiniones, comentarios, pero sobre todo el tiempo que me dedican. Precisamente por eso intento dar lo mejor de mí y buscar los textos originales y las películas en internet.

En diversas ocasiones he pensado aventar la toalla y dejar los blogs; sin embargo no puedo, no porque no quiera, sino porque veo su apoyo, comprensión y atención conmigo. No me cansaré de decirles gracias, estos análisis que escribo los hago con lo mejor de mí para ustedes.

Feliz año 2015

Atte. Néstor Ramírez Vega

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